Amigo Ignacio:
A continuación te copio el
boletín. Un fuerte abrazo desde las pampas
argentinas. Carlos dragoninvisible@gmail.com
-------------------------------------------------- From:
"Ignacio Darnaude" <ummo@hispavista.com> Sent: Saturday,
August 01, 2009 7:14 AM Subject: Re: Boletin
Gracias , querido Carlos Alberto , pero sólo se
divisan cuadraditos negros sobre un fondo
blanco.
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EL
FUEGO DEL DRAGON
BOLETIN MENSUAL DE OVNILOGIA
Nº 132 -
Agosto de 2009
Editado por Carlos Alberto
Iurchuk
La Plata -
Argentina
dragoninvisible@gmail.com
"El Dragón
Invisible"
http://correo.hispavista.com/Redirect/dragoninvisible.com.ar
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permite la reproducción parcial o total, por cualquier medio, de los
artículos presentados en este boletín. Si así se hiciere, se
agradecerá la notificación al autor del artículo y al editor del
boletín.
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Resistencia
- Chaco
21 de noviembre de 1965
Revista "Gente
y la Actualidad"
Buenos Aires - Argentina
Nº
19 - 2 de diciembre de 1965
Publicado nuevamente en el
boletín RAO Nº 29 (4º trimestre de 1998)
Eran las
21:40 horas del domingo 21 de noviembre. El Caravelle de Aerolíneas
Argentinas cumplía el vuelo regular 289, procedente de Río de
Janeiro. La máquina sobrevolaba a 10 km. del aeropuerto de
Resistencia. La nave era piloteada por el comandante Pedro Bassi. A
su lado, el comandante Domingo V. Longo abandonó los pensamientos y
fijó su atención en un pequeño punto brillante que se divisaba por
la ventanilla izquierda, en una posición de 90 grados. "Será el
planeta Venus", se dijo, y volvió a pensar en su hogar. La máquina
volaba a 10.000 metros de altura. Bassi inició el descenso. El
Caravelle fue perdiendo altura. 9, 8, 7, 6 mil metros. Longo volvió
su vista a la ventanilla izquierda. La luz brillante persistía.
Había aumentado de tamaño. "¿Será otro avión?", se preguntó Longo.
Sus ojos se dirigieron al reloj de pulsera. Eran las 21:50 horas. La
altura del avión era de 3.000 metros. El interior de la nave se
llenó de luz. Longo alzó la mirada y se negó a creer lo que sus ojos
veían. A menos de 500 metros del Caravelle un disco luminoso se
dirigía hacia ellos como para embestirlo de costado. De su garganta
nació un grito: "¡Guarda que nos choca!"
El comandante Bassi
que no había reparado en el fenómeno en ese instante, inició una
brusca maniobra para cambiar de rumbo. El disco seguía avanzando a
increíble velocidad. Luego se comunicó por radio con la torre de
control del aeropuerto para dar cuenta del hecho. El objeto llegó a
100 metros del avión. En ese preciso instante detuvo bruscamente su
marcha, inició un ascenso vertical, y quedó suspendido sobre el
Caravelle. Poco segundos después se perdía en el cielo. En la cabina
de controles el asombro había enmudecido a los comandantes Longo y
Bassi, y al mecánico Pedro D'Jourian.
Pedro Bassi conversó
con "Gente y la Actualidad" pocos momentos antes de iniciar un vuelo
a Chile. "Yo no me había dado cuenta de nada hasta que escuché el
grito de Longo. Levanté la vista y me encontré con una 'cosa' que
despedía una luz azulada. Parecía que tenía un filtro que impedía
encandilarnos. A pesar de eso, no pude distinguir claramente la
forma del objeto. Me pareció que era circular". Para el comandante
Bassi el encuentro con objetos voladores no identificados no es cosa
nueva. Hace ya 3 años, en un vuelo nocturno entre Córdoba y Tucumán,
sobre Salinas Grandes, Bassi y el radiooperador César Meloni
tuvieron su primer encuentro con un plato volador. "La noticia no
tuvo repercusión en la Capital, pero los diarios de Córdoba le
dieron gran trascendencia", declaran.
Longo describe al
objeto que estuvo a punto de embestir al Caravelle. "Era de un
tamaño similar a dos lunas llenas. Tenía una gran luminosidad, pero
no producía encandilamiento. Cuando me puse en contacto con la
torre, el objeto se detuvo y ascendió con gran rapidez. En los
primeros instantes la torre me informó que podía ser el planeta
Venus. Yo conozco ese planeta, pero no era eso lo que vi. Hacía rato
que había divisado un punto brillante en el horizonte, pero no le di
mayor importancia hasta que lo tuvimos encima. Pasados los primeros
momentos de sorpresa, la torre me informó que ellos también lo
habían divisado. No era un satélite ni un meteorito. Era realmente
un OVNI".
Nota de Carlos Alberto Iurchuk: A
continuación la descripción de este incidente extraído del libro
"Historia de los Platos Voladores en la Argentina", capítulo VI: "Un
estudio sistemático", escrito por Héctor P.
Anganuzzi.
En su libro The Flying Saucer Conspiracy,
Donald E. Keyhoe no hesita en atribuir muchos desastres aéreos,
aparentemente inexplicables, a los objetos voladores no
identificados. En Argentina, a pocos días del controvertido suceso
del T-48. se registró un significativo episodio sobre suelo
chaqueño. Fue exactamente a las 21.45 hs. del 21 de noviembre de
1965.
A esa hora, un avión Caravelle de Aerolíneas procedente
de Río de Janeiro se hallaba, en su vuelo regular 289, a 10
kilómetros del aeropuerto de Resistencia. Estaba piloteado por
Domingo V. Longo, llevando como copiloto al comandante Pedro Bassi.
Imprevistamente, percibieron un objeto luminoso, azulado, que
semejaba una doble luna llena; su luz era parecida a la que dan los
reflectores de los aviones, pero opaca, hallándose a 90º del rumbo
del Caravelle. Longo trató de llamar su atención prendiendo y
apagando las luces, y resultó curioso que la que los enfrentaba
permaneciera encendida, ya que los aeroplanos con demasiada
luminosidad guiñan a intervalos regulares para evitar accidentes por
encandilamiento. Llamó entonces por radio a la torre de control del
aeropuerto, pero debió interrumpir la comunicación exclamando:
"¡Guarda, nos va a tragar!" Y es que el plato volador se les había
acercado, en línea recta, a sólo 100 metros de distancia. El
copiloto, que en esos momentos timoneaba, realizó una brusca
maniobra virando rápidamente a 30º hacia rumbo 300. En esos momentos
se hallaban a una altura de 2.100 metros. Simultáneamente, el
aparato desconocido cambió de dirección, elevándose.
Pasado
ya el susto, una vez en tierra firme, Longo manifestó: "Esto es la
primera vez que me ocurre; estoy volando desde 1937. Permanentemente
observamos satélites y estrellas fugaces, pero lo que vimos era algo
semejante a esos reflectores que utiliza Aeronáutica. Y digo que se
acercó a cien metros para no ser exagerado, yo estoy convencido que
se encontraba ya pegado a nuestro avión. Al descender se nos
preguntó si lo que habíamos visto no era Venus (!). Nosotros tenemos
experiencia como pilotos de los efectos que producen los objetos
suspendidos en el espacio: cuando descendemos se van achicando y dan
la sensación de alejarse, en cambio el plato volador vino a nuestro
encuentro descendiendo. Este cambió de rumbo, lo cual llama
poderosamente la atención, cuando se hizo el comentario por radio a
la torre de control del aeropuerto, impresión corroborada por el
personal de la misma, testigo visual del fenómeno".
Para
Bassi, aquél efectuó en fracciones de segundos dos movimientos
simultáneos: Se detuvo con un raro movimiento de resorte - dijo - y
se proyectó hacia arriba en forma vertical. Tal maniobra le hizo
sospechar la "existencia de un extraño contacto con el avión, lo que
podría explicar la repentina desviación".
- ¿Si hubiera
seguido avanzando en lugar de girar hacia arriba, chocaba contra
ustedes?, preguntó un cronista de La Nación al mecánico de a bordo,
Pedro D'Jourian, recibiendo esta respuesta: "¡No me cabe la menor
duda!"
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1994,
Roque Pérez: 'Una zona ventana'
(Primera
parte)
Juan Pablo Gómez
Burzaco -
Argentina
morkolson@yahoo.com.ar
Zonas
ventanas: Se denomina Zona Ventana a una región geográfica que se
convierte en escenario de una nutrida presencia OVNI, mientras que
un "flap" o una "oleada" se manifiesta a niveles territoriales más
amplios como un país, un continente o todo el planeta. La Zona
Ventana es una concentración de intensa actividad en una porción
territorial muy acotada y reducida. Ventana es un término que define
la cualidad de una región por presentar características especiales
para la actividad de los no identificados; una suerte de ventana o
puerta que sirve o facilita una actividad cuyas razones nos son
totalmente desconocidas hasta el presente.
Desde hace mucho
tiempo se conocen lugares de frecuentes apariciones de OVNIs, sin
embargo la "Ventana" registra un incremento de observaciones
repentina y multitudinaria de estos objetos que se ha incrementado
en los últimos veinte años.
Estas regiones permiten al
investigador realizar una tarea que anteriormente parecía imposible,
registrar y relevar casos casi al momento de producirse y
permitiendo que sea testigo directo de lo que antes sólo resultaban
para él, meras referencias de terceros. Así, los investigadores han
podido aprender y comprender el fenómeno con mucho más profundidad,
teniendo a la mano "modelos vivos", "ejemplos claros" de lo que ha
venido estudiando desde siempre.
Este factor es de capital
importancia porque varios grupos científicos han realizado
relevamientos con instrumentales de alta tecnología y pudieron
observar el fenómeno en plenitud y en su propio campo de acción,
resultando de ello fotografías y filmaciones, materiales profusos
para la interpretación de los OVNIs.
En tanto las hipótesis
sobre el origen de esos OVNIs siguen, muchas veces, por andariveles
distintos, gracias a esta conducta se han echado por tierra las
versiones escépticas que sostenían que todas las observaciones de
este tipo provenían de personas inexpertas, de opinión dudosa y
propensas a la fantasía.
Lo bueno de ello es que cualquier
persona enterada de lo que llamamos "activación de Ventana" -o sea,
el momento en que el fenómeno se pone en movimiento zonal- puede,
muchas veces, acceder fácilmente a ella y probar suerte de "ver"
como muchos ciudadanos lo han podido hacer en los últimos años en
zonas como Victoria, Capilla del Monte, y la propia Roque
Pérez.
Si bien hay un número alto de confusiones y no siempre
los OVNIs pueden ser vistos con facilidad, nadie puede asegurar que
Ud. no sea el próximo testigo.
Daniel
López
Los hechos acontecidos en esta tranquila ciudad
del sudoeste de la provincia de Buenos Aires, de aproximadamente
diez mil habitantes, no tuvieron nada que envidiar a las famosas
manifestaciones OVNI de Victoria (provincia de Entre Ríos) en 1991 ó
a las acontecidas hace unos años en oeste pampeano e incluso a las
que en la actualidad se están registrando en la región de Cachi,
provincia de Salta.
Como hemos mencionado en varias
oportunidades, muchas personas se sorprenderán al saber que en 1994
se registraron más de un centenar de denuncias (139 fuente RAO) a lo
largo y a lo ancho de la República Argentina, sin embargo esta
oleada pasó totalmente desapercibida para los medios de
comunicación; ejemplo que echa por tierra el argumento que suelen
esgrimir los escépticos de turno cuando sentencian que una oleada
OVNI es tan solo el producto del aumento de información
periodística... ¡Y claro, si en sus archivos sólo hay recortes de
prensa!
En fin, volvamos a lo que importa.
Y fue
precisamente el partido de Roque Pérez una de las principales
regiones donde el fenómeno se concentró, manifestándose a sus
habitantes que, entre sorprendidos y eufóricos, comenzaron a
contemplar como nunca antes las apariciones de los "no
identificados".
No sería justo de nuestra parte empezar a
contar sobre la oleada de Roque Pérez, sin mencionar siquiera que,
dos meses antes, en el lindante partido de Lobos (a 100 kilómetros
de Capital Federal) se sucedieron una serie de avistamientos muy
interesantes. Como si del prólogo se tratara...
Si bien
fueron numerosos los testimonios que se recogieron en esta ciudad
-algunos de ellos, incluso, vieron la luz pública en un noticiosos
porteño- tan solo unos pocos continúan sin explicación.
Los
casos de Lobos fueron ampliamente tratado en el numero anterior de
Gaceta OVNI, por lo que no vamos a referirnos a estos ahora, no
obstante aquel lector interesado puede ingresar en la sección
"expedientes OVNI" para conocerlos en profundidad... y en verdad que
vale la pena.
La oleada oculta de Roque
Pérez
Son muy pocas las oportunidades que se le
presentan a los investigadores de dar con una oleada OVNI en una
región determinada, desde su inicio; generalmente, cuando esto
ocurre, es porque quizás el investigador vive en esa región. Por el
contrario, como pasa la mayoría de la veces, nos enteramos de éstas
una vez iniciada, cuando el fenómeno se encuentra ya en su pico
máximo, perdiéndose importantes datos para su estudio.
El
caso de Roque Pérez, sin embargo, fue muy distinto. Aquí se llegó
unos días antes de que el furor OVNI se desatara; es más, fueron los
propios investigadores quienes advirtieron a algunos de sus
habitantes de que algo, realmente importante, podía llegar a
ocurrir...
Y ocurrió.
A mediados del mes de julio,
siempre hablando de 1994, dos de los creadores de Gaceta OVNI
(Daniel López y Carlos Ingaramo) estaban trabajando en un
interesante experimento que los obligaba a realizar un intenso
relevamiento de pueblos y ciudades del interior de la provincia de
Buenos Aires y sur de la provincia de Entre Ríos.
En aquella
oportunidad se dirigían a la ciudad de Saladillo por la ruta
provincial 205 pero considerando que Roque Pérez (lugar al que
también debían visitar) se encuentra a medio camino (kilómetro 130)
decidieron hacerle una primera y fugaz visita.
Ante las
primeras averiguaciones con un periodista local, el panorama no era
muy alentador; según éste los "platos voladores" no hacían acto de
presencia desde hacía unos cuantos años atrás. Salvo las noticias
que de vez en vez llegaban de la vecina ciudad de Lobos, nada, en
esos días, se había comentado en Roque Pérez.
Sin embargo, el
periodista les recomendó ver al Sr. Aurelio Castellani, pues quizás
él podría aportar alguna información al respecto. Castellani, un
modesto trabajador y hombre de familia, es un interesado en nuestra
problemática que le gusta conocer los hechos OVNI que se suceden en
la región (y quién fuera luego uno de nuestros principales
referentes) y efectivamente brindó a los investigadores una escueta
referencia sobre un hecho ocurrido pocos meses atrás, en el mes de
mayo más precisamente; cuando tres trabajadores de una avícola, que
venían desde Beguerí por la ruta 20, a la altura de la escuela Nº
12, habrían observado de madrugada, un foco luminoso de colores
cambiantes que realizaba extrañas maniobras en el cielo.
A
primera vista, el hecho se perfilaba interesante y valía la pena
recabar más datos; pero no tuvieron suerte. El único testigo
localizable se encontraba trabajando fuera del pueblo por lo que los
investigadores decidieron regresar unos días después.
Y así
fue que, los días 6 y 7 de agosto, López e Ingaramo retornaron a
Roque Pérez. Curiosamente, en esta oportunidad, notaron que los
avistamientos se habían incrementado. El caso de los trabajadores ya
no era el único. En el lapso transcurrido entre la primera visita y
ésta, otras observaciones se habían producido.
Ambos
entendieron que probablemente se estaba repitiendo el mismo patrón
que había precedido a las oleadas de Capilla del Monte (Córdoba) y
Victoria (Entre Ríos): una serie de observaciones aisladas y
después... el detonante, el caso que acapararía la atención de casi
toda la población. Sin embargo, en Roque Pérez, ese hecho todavía no
había ocurrido.
Aunque, no iba hacerse esperar
demasiado...
Era el martes 9 de agosto, siendo las 21.25 h,
cuando recibimos un llamado desde Roque Pérez. El Sr. Natero nos
hacía saber que, en ese mismo momento, muchas personas estaban
visualizando el paso lento y silencioso de una luz anaranjada con
forma de pera invertida que se dirigía hacia el oeste..
Inmediatamente procedimos a consultar a operaciones del Aeropuerto
Internacional de Ezeiza para conocer si había algún vuelo a esa
hora, en la región en cuestión, recibiendo una respuesta negativa. A
continuación hicimos lo mismo con el Servicio Meteorológico
Nacional, nos interesaba saber cuál era la dirección de los vientos
para descartar una posible confusión con algún tipo de globo.
Vientos moderados de sector oeste, fue la respuesta. Por lo tanto,
no se registraba actividad aeronáutica y lo que fuera que observaban
los vecinos volaba en dirección contraria al viento.
Mientras
nosotros efectuábamos los chequeos correspondientes, en Roque Pérez,
el furor OVNI ya había comenzado...
La vida de
noche
Es una constante en este tipo de eventos, el
cambio que la presencia del fenómeno produce en la vida de los
habitantes. Era sumamente sorprendente e interesante observar como,
paulatinamente, comenzaban a transformarse los rutinarios días de
unos pocos lugareños primero -generalmente de aquellos habían sido
testigos de los "no identificados"- siguiendo con poco menos que
todo el pueblo. La gente planeaba el día dándole prioridad a la
noche para así poder salir a recorrer las rutas, los caminos
vecinales o para apostarse en algún campo donde pudiera tener
mayores posibilidades de presenciar la aparición de los
OVNIs.
Por unos días, los "platos voladores" eran el tema
principal de conversación en las calles, en las casas, en los bares
y hasta en los medios de comunicación. Y la polémica comenzaba a
girar entorno a estos.
Las zonas más frecuentadas por los
roqueperenses para la posible visualización de OVNIs eran: el
llamado "camino de los Curas" (el lugar más concurrido) un callejón
vecinal que, viniendo de Lobos, comienza a la derecha de la ruta
205, pocos metros antes de la avenida de acceso al centro urbano; la
ruta 30 y las proximidades del río Salado (límite del partido de
Lobos con el de Roque Pérez). En estas vigilias nunca faltaban los
binoculares, las cámaras fotográficas, las filmadoras y... el mate.
Se pasaban horas y horas soportando el frío del invierno para lograr
ser testigos del paso de un OVNI, que en la gran mayoría de los
casos no ocurría.
Las confusiones
En
muchas ocasiones, el clima especial que se creaban en esas vigilias
ante el deseo de ver algo terminaba, ante cualquier luz distante, en
confusión. La mayoría de las veces las personas eran engañadas por
algún avión a la distancia (generalmente cuando la observación se
realizaba en dirección norte, no consideraban el tráfico aéreo de
Aeroparque o Ezeiza perfectamente visibles desde esa distancia) o
por estrellas y planetas de magnitudes importantes.
Incluso,
en algunas ocasiones, fuimos partícipes de esas vigilias y pudimos
constatar personalmente las diferentes reacciones en la gente. A
veces solía haber entre el grupo alguno que intentaba mantener la
calma o a quién no le terminaba de convencer la extrañeza de lo
observado, sin embargo si la sensación general era que estaban ante
un auténtico OVNI no había manera, en ese momento, de aplacar los
ánimos. Inmediatamente apuntaban las cámaras (donde las había) y
comenzaban a filmar. Obteniendo como resultados, imágenes muy pobres
que, lamentablemente, a la hora del análisis objetivo no aportaban
demasiado.
Estas situaciones son comunes y hasta
comprensibles en este tipo de eventos; no es de extrañar que las
personas, por la excitación y las ganas de ver algo, pierdan la
objetividad ante la aparición de cualquier luz, convirtiéndola, sin
un simple análisis primero, en un OVNI. Para los que no están
acostumbrados a observar el cielo nocturno y sus fenómenos, la
diferencia que puede haber entre un planeta a poca altura sobre el
horizonte, un satélite, etc., con un auténtico objeto volador no
identificado, es poco menos que nula. Y si lo que están viendo
presenta alguna similitud, aunque sea mínima, con la descripción de
un objeto volante verdaderamente inexplicable que algún vecino
afortunado presenció (ya sea en los colores, en el tipo de
desplazamiento, etc.) automáticamente creerá estar también frente a
ese OVNI.
Es el investigador (o en definitiva cualquier
persona responsable) que, estudiando concienzudamente cada denuncia,
debe a la hora del análisis separar la paja del trigo. El OVNI del
OVI (Objeto Volador Identificado) para así lograr resultados
altamente positivos.
Es probable que con el correr del tiempo
nos lleguen más informes de avistamientos registrados en la región,
y para ese año. Por el momento, los hechos que van a leer a
continuación son los que, luego de más de una decena de visitas a
Roque Pérez, logramos recoger. Hechos que van desde observaciones de
extrañas luces hasta cuasi
aterrizajes...
Acompáñenos.
Los
casos
Lo que el lector va a leer a continuación no
pretende ser una exposición minuciosa de todos los casos que tuvimos
oportunidad de ir recogiendo durante el transcurso del año 1994 y
principios de 1995, en las distintas y numerosas visitas a Roque
Pérez. Tan solo me limitaré a pasar revista a algunos de los
incidentes que llamaron nuestra atención y que, considero, vale la
pena reseñar.
De lado he dejado un buen número de denuncias
que a primera vista se trataban de simples confusiones; como así
también he excluido de esta muestra los relatos que nos llegaban de
segunda mano y los hechos que no ocurrieron durante 1994. Tiempo
habrá para estos ya que la cantidad y, por sobre todas las cosas, la
calidad de los casos "antiguos" acontecidos en toda la región lo
merecen.
A pesar de ello, el numero de avistamientos que han
resistido este primer "filtro" ha sido importante. Y aún lo sería si
alguno de los que a continuación se incluyen, pudiese, en el futuro,
tener una explicación convencional.
Ahora si, aquí van los
hechos...
Entre Roque Pérez y Beguerí... los primeros
indicios
Eran alrededor de las 3 de la madrugada de
una noche del mes de mayo, cuando el Sr. Torres y dos compañeros de
trabajo se trasladaban en un camión de una productora avícola de la
región, desde Beguerí hacia Roque Pérez. Transitando por la
polvorienta ruta 20 a unos 6 kilómetros de este último, observaron a
la derecha de ese tramo del camino, un foco intensamente luminoso y
de colores cambiantes que se bamboleaba y realizaba círculos a
considerable altura. El objeto en cuestión era un poco más grande
que el lucero y se movía lentamente y sin emitir sonido alguno.
Luego de unos dos minutos de observación, se perdió de vista hacia
el oeste. Los tres testigos quedaron bastante sorprendidos y sólo
comentaron su experiencia con sus más allegados.
Por segunda
vez la mencionada ruta fue escenario de otro interesante
avistamiento. Los protagonistas, en esta oportunidad, fueron Miguel
Angel Pico Bruno y Titino Garabento. Según se desprende del
testimonio del Sr. Pico Bruno, eran aproximadamente las 21.20 h del
martes 2 de agosto cuando, regresando de Beguerí, "a la altura del
campo de los Rossi" (a 17 kilómetros de Roque Pérez), advirtieron a
la derecha (norte), una luz dorada -o de color "oro" (como ellos la
describieron)- y de un tamaño comparado al de la luna en el cenit.
Ambos observaron que dicha luz comenzó a descender lentamente hasta
detenerse a muy poca distancia del suelo y muy cerca de donde ellos
estaban: "nos pusimos a unos 50 metros de distancia estimo yo, y
estaba aparentemente muy baja, por las luces de una casa que está
muy cerca de la calle, calculamos que estaba a menos de 10 metros
del suelo". Incluso, podían ver como se reflejaba su luminosidad en
un bañado que existe en ese lugar. Detuvieron la marcha para
averiguar si emitía sonido pero no, era completamente silencioso. En
cierto momento comenzó a emitir destellos rojizos y verdosos pero
principalmente rojizos para, luego, iniciar un lento ascenso y
alejarse hacia el sudoeste.
Domingo 7 de agosto... el
temor a lo desconocido
Quienes se llevaron flor de
susto durante su experiencia fueron Oscar Orgiatti y su novia,
cuando regresaban de Saladillo luego de cenar en la estancia de un
pariente. Siendo las 22.30 h, circulaban en el automóvil propiedad
de Oscar -un Fiat 147, gasolero, modelo 91- por un camino bastante
solitario, paralelo a la ruta 205. Todo transcurría con total
normalidad hasta que, sorpresivamente, como si saliera de atrás de
los árboles que bordean esa parte del camino, una luz cegadora se
abalanzó sobre ellos, convirtiendo la noche en día. El automóvil,
inexplicablemente dejó de responder a sus mandos, "parecía como que
el coche estuviera en el aire" - nos dijo Oscar; ni el ruido del
motor ni el estéreo se oían; lo único que rompía el extraño silencio
eran los gritos desesperados de su novia rogándole que
regresara.
Era tan intensa esa luz blanca que los bañaba
-recuerda el testigo- que les impedía observar hacia fuera. En
cierto momento, la luz cambió su tonalidad a un rojizo intenso,
pasando por el anaranjado y, tan repentinamente como había
aparecido, desapareció. Oscar, sin la más mínima intención de
detenerse para averiguar lo que ocurría, y viendo a su novia
bastante shockeada, aceleró y sin mirar atrás prosiguió la marcha
hasta que, finalmente, arribaron a Roque Pérez.
"Cayó de
frente pero como si saliera de los árboles y regresó en esa misma
dirección... como un yo-yo" - nos explicaba, todavía asombrado,
Oscar Orgiatti.
Cabe señalar que el coche, a excepción de un
desperfecto eléctrico que lo obligó a llevarlo dos días después del
incidente a un mecánico, no sufrió alteraciones en la chapa ni en la
pintura.
Martes 9 de agosto... el
detonante
Ninguno de los testigos, de los sucesos que
acabo de mencionar, tenían conocimiento de que otras personas
también estaban observado las evoluciones de esas extrañas luces
sobrevolando sigilosamente los campos de la región. Por tal motivo,
cada uno de ellos prefería, siempre por temor al ridículo, mantener
su experiencia en secreto, o bien sólo lo compartían con sus más
allegados. Sin embargo, a partir del 9 de agosto las cosas
cambiaron. Esa noche, por primera vez un buen número de pobladores
pudieron contemplar, a las 21.25 h, como una luz naranja con forma
de "pera invertida" y del tamaño de una farola de mercurio del
alumbrado público, cruzó lenta y silenciosamente el estrellado cielo
roqueperense. Y con el tiempo suficiente como para que uno de los
testigos, el Sr. Miguel Natero, se comunicara telefónicamente con el
investigador Daniel López, en el mismísimo momento en que el
acontecimiento se estaba desarrollando. Al cabo de 35 minutos de
observación dicha luz terminó por perderse de vista hacia el
oeste.
A partir de ese momento, aquellos habitantes que no se
animaban a hablar de sus experiencias cambiaron de parecer y
comenzaron a relatarlas, encontrando en este suceso, una suerte de
confirmación y respaldo.
En las noches que siguieron a este
macro avistamiento, muchas personas comenzaron a recorrer los
caminos, o se apostaban en diferentes puntos de la región, con el
afán de observar y, en lo posible, filmar la aparición de los OVNIs.
Incluso, gente de Lobos, Saladillo y otras ciudades vecinas, se
acercaban a Roque Pérez tratando de confirmar, personalmente, los
rumores que hasta allí habían llegado.
Sábado 13 de
agosto... "la bola de fuego"
Y precisamente, la noche
del sábado 13 de agosto, a partir de las 21 h, un puñado de personas
se acercaron hasta la ruta 30 al escuchar la versión -a través de un
radiocomunicador (handy)- que una extraña luz se observaba en
dirección oeste. Según los testimonios, era una luz con mucho brillo
de color blanca azulada que se iba tornando rojiza a medida que
descendía. Estuvo a la vista de los testigos por una hora hasta que,
pasadas las 22, se perdió definitivamente bajo el horizonte oeste.
Dos personas lograron filmarla; una lo hizo desde la mencionada ruta
y la otra desde el centro urbano. En la primera filmación (a la
única que tuvimos acceso), se logra apreciar dicha luz,
completamente inmóvil y, en cierto momento, aparece arriba y a la
izquierda de la pantalla, la imagen distorsionada de la Luna (Vaya
como anécdota que como algunos creyeron ver en nuestro satélite
fuera de foco un "rostro" -de un "alienígena" para unos, "de la
virgen" para otros- en Roque Pérez esa toma la recuerdan como "la
filmación de la cara").
En honor a la verdad, por las
características de lo observado, el tiempo que estuvo a la vista
(una hora) y la forma en que se perdió de vista (oeste), todo parece
indicar que pudo tratarse de una confusión con Venus. La noche del
13 de agosto, a la hora del avistamiento, dicho planeta estaba
visible en acimut 274º y a unos 15º de altura, perdiéndose en
horizonte justamente a las 22 h. Júpiter, un poco más alto -a unos
40º- se encontraba por debajo de la Luna. Por lo que cabe
preguntarse ¿se generó todo el revuelo cuando confundieron a Júpiter
con el lucero, viendo entonces en Venus al presunto OVNI?
(Precisamente éste adquiere una coloración rojiza cuando más cercano
al horizonte se encuentra).
Es probable.
Pero lo
curioso ocurrió luego, porque esa misma noche pero pocos minutos
después de las 22 h., Pedro Francesena, que estaba transitando en su
combi por la Av. Mitre, próximo a la ruta 205, observa una "bola de
fuego" que desde el noreste se dirigía a baja altura y a gran
velocidad hacia el sudoeste; de inmediato dio aviso por handy al
grupo que estaba en la ruta 30 para que también la observaran. Desde
esa ubicación Alejandro Allegreti y un bombero de nombre Juan José
divisaron la esfera rojiza-anaranjada que, de acuerdo a sus
testimonios, era más grande que la Luna (en el cenit), confirmando
que se aproximaba a muy baja altura del horizonte. Según el primero
en un momento llegaron a ver como su luz se reflejaba en el suelo.
Las mujeres, algo asustadas, optaron por subir y prender las luces
del coche -que estaba apuntado en dirección al fenómeno- cuando la
"bola de fuego" cambió de rumbo hacia el noroeste y, perdiendo
intensidad, terminó por desaparecer.
Domingo, 14 de
agosto... "el cigarro"
Este día se registra la
primera observación diurna. A las 10.15 h. Pedro Francesena (testigo
anteriormente mencionado) observa desde una de las esquinas próxima
a su casa un objeto alargado -como "una flauta plateada"- a decir
del testigo, en dirección norte, precisamente entre dos cables de
luz existentes en ese lugar. Primero pensó en un avión pero lo
descartó al notar que no se desplazaba, estaba completamente
inmóvil. Buscando a otra persona para confirmar su visión, llama al
Sr. Aníbal Echeverría quién se disponía a salir de una casa vecina.
Éste, luego de mirarla detenidamente por unos segundos coincidió con
Francesena en que no podía ser un avión. Transcurridos unos dos
minutos, el objeto inexplicablemente dejó de
observarse.
Aparentemente, un tercer testigo que se estaba
próximo al lugar también lo habría visualizado.
Lunes
15 de agosto... "el resplandor de un pueblo"
Jorge
Geanfelices y "Fredy" Elif se encontraban en plena tarea de campo en
la estancia "El Trocadero" (Beguerí) cuando, a las 19.30 h.,
observan hacia el S-SE como una luz pequeña, perfectamente visible
en el cielo estrellado, se aproximaba lentamente. Luego de unos
segundos, esa luz adquirió un tamaño mayor al de la Luna y se detuvo
a unos 3.000 ó 4.000 metros de su ubicación y a unos 30 grados del
horizonte. Era más o menos circular y destellaba continuamente
colores como ser blanco, verde, rojo, rosado... Luego de unos
minutos comenzó a descender hasta casi perderse de vista, sin
embargo su luz era tan intensa que desde esa posición ambos veían
"como si fuera el resplandor de un pueblo". Pasados unos 20 minutos
y viendo que la situación no variaba continuaron trabajando hasta
que se retiraron del campo sin saber que ocurrió con el
fenómeno.
Coincidiendo con el día y la hora, María Gianini y
su familia volvían de Beguerí por la, ya conocida, ruta 20 cuando
observaron a la derecha del camino (N.E) una potente luz rojiza que
en cuatro oportunidades varió de intensidad y tamaño hasta que se
apagó. (Cabe la posibilidad, ínfima si se quiere, pero posibilidad
al fin de que se haya tratado del mismo fenómeno visto por los
tractoristas).
A mediados de agosto... "sobre el río
Salado"
El Sr. Vilches, empleado de la estación de
servicio que se encuentra a la entrada de la ciudad, tuvo
oportunidad de observar desde la zona de los silos, a las 0.30 h.,
una luz intensa de forma más o menos circular, primero blanca y
luego naranja, en dirección NE. A ambos lados de esta luz podía
apreciar lo que parecían ser dos luces verdes, una en cada extremo.
No se trasladaba pero hacía un movimiento de "bamboleo" de izquierda
a derecha bien visible. En cuanto al tamaño no dudó en afirmar que
era mucho mayor que la Luna ("tres veces más grande") y, en cuanto a
la distancia, supone que estaba sobre el río Salado (límite de Lobos
y Roque Pérez). Luego de unos tres minutos de observación
desapareció sorpresivamente.
Viernes, 19 de agosto...
"en noventa grados"
A las 19.05 h. el Sr. Gutiérrez
(que fuera testigo de dos interesantes encuentros, uno en el año
1975 y otro más reciente: en 1991) desde el patio de su casa observó
una luz blanca circular procedente desde el sur que al llegar a su
vertical, sin detenerse, hizo un giro de 90 grados y se alejó a una
velocidad pasmosa hacia el oeste. Todo transcurrió en absoluto
silencio, destacó el testigo.
Lunes, 22 de agosto...
otra filmación
Esa noche otra luz fue filmada pero en
esta oportunidad hacia el norte. A las 23.05 h. aproximadamente un
grupo numeroso de personas que se encontraban en el "camino de los
curas" - como se lo conoce en Roque Pérez a un callejón que nace en
la ruta 205 - metros antes del acceso a la planta urbana, comenzaron
a observar, a unos 10 grados del horizonte, una luz
blanca-amarillenta, intensa, que por momentos destellaba tonalidades
rojas, verdes y anaranjadas. Este objeto luminoso, según se puede
apreciar perfectamente en la filmación, estuvo por más de 20 minutos
detenido ante las exclamaciones de los testigos allí presentes,
entre ellos Alejandro Allegretti, Juan Core y Cesar Coturi. De
repente, la imagen muestra que, en apariencia el mismo objeto,
comienza a moverse en descenso hasta ubicarse a muy poca altura del
suelo para luego desplazarse hacia la izquierda de la pantalla,
pasando por detrás de una arboleda visible en esa dirección, hasta
que finalmente se pierde de vista, con la misma trayectoria
(NO).
Cuando observamos los primeros minutos de la filmación,
y sabiendo que el avistamiento se realizó en dirección norte,
pensamos, por la intensidad de la luz que se puede apreciar en la
imagen, que si bien no podía ser una estrella o planeta, quizás se
trataba de un avión visto de frente. Pero es el tiempo que permanece
estático, unos 25 minutos, lo que lo descartaría. Luego, cuando
comienza a descender y a moverse hacia la izquierda (si estamos
hablando del mismo objeto, claro está) se puede ver que no disminuye
su intensidad lumínica como así tampoco pierde su forma circular. En
síntesis, si bien el comportamiento del fenómeno observado no es de
un alto índice de extrañeza, cuanto menos resulta
curioso.
Entrado ya en los últimos días del agitado mes de
agosto, el furor había comenzado a aplacarse. Ya no eran decenas de
curiosos los que desfilaban por las rutas de la región a la pesca de
una luz extraña sino los más entusiastas, aquellos que desde un
principio habían tomado la iniciativa... y los últimos en
abandonarla. A veces, volvían con algo para contar: que en su gran
mayoría se reducía a luces vistas a la distancia y con un
comportamiento convencional, aunque ellos estaban completamente
seguro de que no eran aviones o satélites... pero tampoco
-reconocían- podían afirmar rotundamente de que se trataran de
auténticos OVNIs. En fin, volvían a observar lo que siempre
acostumbraron ver en el campo cuando cae la noche...
Y llegó
el momento en que todo el pueblo olvidó el asunto, incluso algunos
ya dudaban de que algo realmente extraño había ocurrido; pero, como
tiene por costumbre el Fenómeno OVNI -¿o debo decir la inteligencia
que está detrás?-, en el momento menos esperado, volvió a escena,
como quién pretende despejar las dudas. Y sus ¿últimas actuaciones?
fueron como lo fue su carta de presentación allá, por fines de mayo,
en Lobos... con manifestaciones que merecen ser narradas en un
capítulo aparte. |